Supuesta la inmensa distancia que nos separa de los cuerpos celestes, el ojo humano es un instrumento insuficiente para proporcionarnos una visión detallada del Universo. Por ello, resulta prodigioso que el hombre, antes de la invención del telescopio, llegara a medir con gran exactitud los movimientos de los astros, a calcular los eclipses, a intuir la estructura del Sistema Solar y a determinar las leyes que rigen sus órbitas.
Pero fue a partir del descubrimiento del telescopio, a comienzos del siglo XVII, cuando el observador del cielo encontró el instrumento capaz de acercarle los astros, y cuando la ciencia del Cosmos comenzó a progresar con rapidez y seguridad. En el mismo siglo XVII, Galileo vio por primera vez satélites de Júpiter; Scheiner, las manchas del Sol; Huygens, los anillos de Saturno; Riccioli, la primera estrella doble; y Cysatus, la primera nebulosa. En el siglo XVIII, se fabricaban ya telescopios de varios metros de longitud y cerca de uno de ancho (apertura). El más genial observador de aquella centuria, W. Herschel, descubrió y catalogó millares de maravillosos objetos celestes. El progreso del instrumental de observación, y con él el de la ciencia astronómica, ha continuado hasta nuestros días.
telescopio refracor |
Un telescopio astronómico puede ser, fundamentalmente, de dos tipos: de lente (refractor) o de espejo (reflector). El primero está formado por una gran lente objetivo, que recibe la luz de cuanquier objeto luminoso y concentra su imagen en un punto (el foco), situado a determinada distancia focal; una segunda lente, mucho menor, amplía los detalles de la imagen formada por el objetivo. En el reflector, el objetivo no es una lente, sino un espejo cóncavo, que concentra la imagen también en un punto focal; el ocular es siempre una lente que amplía esta imagen.
Destacaremos que cuanto mayor es el objetivo, lente o espejo, más luminosa y mejor definida es la imagen; cuanto más larga es la distancia focal, mayor es el aumento, pero menor la luminosidad. Lo mismo ocurre con los oculares; un ocular amplio, como el de unos prismáticos, da una imagen muy luminosa, pero poco aumentada; un ocular de foco muy corto proporciona grandes aumentos, pero la imagen es más oscura y menos nítida.
telescopio reflector |
La observación visual y la fotografía son complementarias, Hay tipos de observación en que el ojo humano es insustituible. El sentido de la vista es como una cámara que "selecciona" las mejores imágenes y es capaz de sostenerlas en nuestra memoria visual. Por el contrario, la fotografía tiene una inmensa ventaja sobre la vista, y es sus ilimitada capacidad para acumular luz con el tiempo. Con nuestros ojos podemos llegar a ver hasta las estrellas de sexta magnitud, y no lograremos pasar de este límite, lo mismo si observamos el cielo durante un segundo que durante media hora. La emulsión más rápida no llega a captar estrellas de la sexta magnitud, en una cámara normal hasta pasado un minuto. Es incomparablemente, pero si mantenemos la exposición durante más tiempo podremos llegar a magnitudes bastantes más bajas.
Hoy día la fotografía astronómica ha llegado a un grado de perfección insuperable, mediante la técnica CCD, que permite integrar la imagen con una perfecta selección de cada pixel. un procesado mediante ordenador permite obtener de un telescopio de aficionado prestaciones comparables a los grandes instrumentos profesionales.