Astronomía en Al-Ándalus |
La astronomía griega se transmitió hacia el Este a los
sirios, indios y árabes después de la caida del Imperio Romano. Los astrónomos
árabes recopilaron nuevos catálogos de estrellas en los siglos IX y X y
desarrollaron tablas del movimiento planetario. El astrónomo árabe Azarquiel,
máxima figura de la escuela astronómica de Toledo del siglo XI, fue el
responsable de las Tablas toledanas, que influyeron notablemente en Europa.
En 1085, año de la conquista de la ciudad de Toledo
por el rey Alfonso VI, se inició un movimiento de traducción del árabe al
latín, que despertó el interés por la astronomía (entre otras ciencias) en toda
Europa.
En la Escuela de traductores de Toledo se tradujeron
las Tablas toledanas y el Almagesto de Tolomeo y, en 1272, se elaboraron las
Tablas alfonsíes bajo el patrocinio de Alfonso X el Sabio; estas tablas sustituyeron
a las de Azarquiel en los centros científicos europeos.
Junto a la obra histórica y jurídica, Alfonso X
fomentó la traducción de libros astronómicos y astrológicos, en especial de
procedencia árabe y judía, traducidos por lo general al latín y de esta lengua
al castellano. Entre éstos pueden citarse los Libros del saber de astronomía.
La crítica ha aceptado que su labor se redujo, en la mayoría de las ocasiones,
a la de organizador, director e inspirador del trabajo.
Los trabajos de investigación y traducción de esta
admirable escuela permitieron que obras fundamentales de la antigua cultura
griega fueran rescatadas del olvido y transmitidas a la Europa medieval a
través de España. A partir de estas versiones, y gracias a las mismas, España
transmitió a Europa todos aquellos saberes que cubrían campos como la
geografía, la astronomía, la cartografía, la filosofía, la teología, la
medicina, la aritmética, la astrología o la botánica, entre otros. Esta escuela
fue el origen y la base del renacer científico y filosófico de las famosas
escuelas de Chartres y, más tarde, de la Sorbona.
Durante este periodo en Europa dominaron las teorías
geocentristas promulgadas por Ptolomeo y no se presentó ningún desarrollo
importante de la astronomía. Solamente Johannes Müller (llamado Regiomontanus)
comenzó a realizar y reunir nuevas mediciones y observaciones.
En el siglo XV comenzaron a surgir dudas sobre la
teoría de Tolomeo: el filósofo y matemático alemán Nicolás de Cusa y el artista
y científico italiano Leonardo da Vinci cuestionaron los supuestos básicos de
la posición central y la inmovilidad de la Tierra. Había empezado el
Renacimiento.